miércoles, 28 de marzo de 2012

No te olvides de mi nombre.


Yo no olvidaré el tuyo.

La visión de nosotros puede que sea algo borrosa, pero está ahí.


Sólo sigue el compás, el ritmo te traerá de regreso a mí.


Los tacones me hacen realmente alta.



Pero no puedo caminar aun ellos aplauden, quieren mas.

Te quiero.

-Te quiero. Esta vez enserio. Sin mentiras, sin engaños. Solo tú y yo. Que me dices? 
+Vete a la mierda.




Vamos a cambiarnos los papeles.


Yo seré la chica mala, la que pasará de ti cuando quiera. ¿Vá?

Trátame como quieras guapa, sé que soy mejor que tú.

Yo iba a cambiar.

Iba a cambiar por ti, por ser como tu quieres, por merecer tus besos, tus te quiero, por estar a tu altura, yo iba a cambiar a mejor, no se ni que iba hacer para lograrlo, pero todo lo que me pidieras, aunque me costara la misma vida lograrlo, creo que lo intentaría, bueno no lo creo lo sé, y ahora estoy aquí para decirte que estoy dispuesto a cambiar y quiero una oportunidad, pero a tu lado.



Me estoy desvaneciendo poquito a poquito.

Mis ojos se van convirtiendo en dos gotitas de líquido salado. Es complicado, ¿sabes? Porque no tengo ni la menor idea de lo que está pasando aquí, no sé qué estoy sintiendo, no sé por qué me pierdo en todo esto... ahora noté que, necesito apagar la luz. Es complicado, ¿sabes? porque ni siquiera estoy seguro de querer salir de este lugar, de prender la luz, de secarme las lágrimas. Supongo que tengo miedo, porque de todas formas siempre es el miedo lo que me frena. Tengo miedo porque no sé qué me está esperando allí, afuera. Tengo miedo, de que no me guste lo que me está esperando afuera, pero supongo que yo no soy mucho como para cambiar lo que hay allí. Tengo miedo, de verdad tengo miedo. Me siento como un niño pequeño que se esconde en sus sábanas porque no sabe que hay dentro del armario o bajo la cama... Quiero salir corriendo a un lugar en que nadie me pueda encontrar, un lugar en que no pueda recibir noticias de ningún tipo, un sitio, en el que, pase lo que pase, yo no me entere. Allí quiero estar, con mi música, con mis libretas, con mis lápices y mis cuadernos. Allí quiero estar, lejos, escondido... Yo.. en realidad yo... no sé qué hacer. Ni qué pensar, ni qué esperar. Mi amiga me dice que tengo que confiar, que todas las cartas están a mi favor y que está más que claro lo que va a suceder... Pero yo, todavía tengo miedo. Creo que es por las cosas que tuve que pasar de pequeño, siempre me decían eso, que todo estaba claro, que lo que iba a suceder iba a ser favorable para mí, pero siempre era lo contrario, siempre salía perdiendo, terminaba solo, solo, todos me dejaban solo. Y ahora yo quiero estar solo, pero quiero estar solo para que los demás no tengan la oportunidad de dejarme.
Me arden los ojos, creo que es porque he llorado toda la mañana y la tarde. No me gusta estar así, con toda esta inseguridad, con toda esta pena, esta angustia, porque a mí también me gusta disfrutar de las cosas de la vida, pero siempre hay días en que las cosas parecen ir completamente mal, días en que a pesar de que en el cielo haya un sol inmenso, tú mueres de frío. Yo... yo sigo teniendo miedo. Mis latidos se aceleran, mis ojos se llenan de más lágrimas, me molesta, me hiere, me daña. No quiero estar así, pero no puedo evitarlo, no puedo... Estoy llorando como una niño pequeño, quéjándome de a poco y arrugando los ojos, apretándolos, tratando de que las lágrimas no se me escapen, pero no lo aguanto. Siento que me duele el alma, y no puedo hacer mucho para cambiar eso, anque sigo sin entender el por qué de sentirme tan desdichado. Se me apreta el pecho, me siento ahogado. Y probablemente eso debería estar pasándome ahora, debería estar ahogándome. ¿Puedo hacerlo? Sería algo realmente grato. No sé por qué me da por sufrir tanto, ahora sólo falta que él se apiade de ella y le pida volver, que se equivocó, que lo perdone... Y creo que eso es lo que más me aterra ahora, me duele, me daña completamente.
Siento que me desvanezco, cierro los ojos e intento abrirlos y me pesan los párpados, cada vez un poquito más. Siento esa cosa rara a la que todos le llaman angustia, pero no puedo definirla, no puedo describirla, por qué no estoy segura de qué es, ni cómo es precisamente... Y precisamente está pasando lo que temía que pasara; que a él le diera pena, que aaaaaaargh! es que simplemente no puedo seguir escribiendo, no puedo... lamento escribir poco, lamento no haberme expresado todo lo que quiero, pero estoy débil, y no puedo seguir escribiendo ahora...



Hola, me gustaría abrazarte aún que solo sea un segundo.

Si tiempo atrás me hubieran dicho que a día de hoy iba a ser tan feliz no me lo hubiera creído, y todo esa felicidad te la debo a ti. No sé como lo haces, no sé que tienes de especial que consigues siempre ponerme una sonrisa en la cara. Siempre consigues que los momentos a tú lado se conviertan en algo especial, me gusta cerrar los ojos y pensar en ellos, porque por un momento siento esa felicidad que sentía mientras lo vivía. No te puedes ni imaginar lo que siento por ti, y aunque estuviera toda la vida escribiendotelo o diciendotelo no sería suficient , pero al menos intento que te hagas una idea. Son muchos sentimientos los que llevo dentro, y estoy seguro que solo te pertenecen a ti, porque tú me has enseñado a sentirlos, me has enseñado a sentir el sentimiento más bonito que existe " el amor". Te has convertido en mi aire, te necesito a mi lado siempre y yo sé que cuando me dijiste que sería para siempre me estabas diciendo la verdad, porque cada día que pasa me lo demuestras, y te aseguro que yo tambien haré todo lo posible para que así sea. Estar a tú lado es como vivir un sueño, del cual no quisiera despertar jamás.



La vida empieza hoy, ya veremos lo que pasa mañana.

No soporto depender de nadie, ni que nadie dependa de mi. No soporto sentirme controlado, ni tener la necesidad de controlar. No soporto tener la absurda necesidad de sentirte cerca mío o de tener que oir tu risa a todas horas. No soporto perder horas de sueño y aprovecharlas para ver como duermes. No se me ocurre mejor motivo que tú para complicarme la vida.



Adoro.

Adoro la moda aunque sea a exceso. Me encantan las fiestas aunque nunca acaben. Me raya lo vivido y me sopla lo comido. Huelo los perfumes porque adoro sus olores. Me apasiona lo prohibido y me excita lo imposible. Prefiero morir bebiendo y fumando verde a vivir amando. Prefiero una noche, que mil noches juntos. Que corra el aire entre mi pelo es mi pasión, despeinarme por mi perdición. Dar la nota sin tocar campana.Me río de mi mismo por que me encanta.Odio el llorar aunque aun no decidí olvidar como se hacía. Disfruto de mi vida lo que los demás no saben disfrutar de la suya. Cojo el tiempo mal usado para no devolverlo ni malgastarlo. Se reír aunque sufrir, también. Amo lo verdadero. Derrocho lo falso y el dinero. Compro bebida para no tener sed. Disfruto con lo que veo y con lo que no veo también.Me miro al espejo 12 horas al día para salir las otras 12 bajo la luna. Adoro las verbenas de verano. Me encanta bailar de noche. No duermo porque ya me aburre. Sonrío porque no lamento. Perdono porque no me importa.Disfruto en las bodas viendo a dos gilipollas que aun creen que sera eterno. Me atrae el ver la cara de ella, cuando pilla a su marido follándose a otra.



Por eso quiero dejar mis sentimientos llenos de faltas de ortografía.

Explicar mis afectos todos en mayúsculas. Abreviar los malos ratos hasta hacerlos incomprensibles. Cambiar los tiempos verbales para que cada futuro se conjugue en presente y cada pretérito sea siempre perfecto.



No puedo negar que cuándo me pregunten "¿qué piensas?·


Diga en nada. No puedo negar que no te recuerde, aunque ya no me duele. Y aunque no puedo negar que no piense, intento no hacerlo.


Decirte: "Grita al mundo que me quieres".

Decirte: "Grita al mundo que me quieres" y que me lo digas al oído porque yo sea tu mundo, no me hace falta eso, con el simple hecho de que cuando te apetezca me digas “te quiero” me sobra. Tampoco quiero que tu y yo estemos a tres metros sobre el cielo, prefiero estar a seis o siete metros del cielo, sinceramente, con que estés tú me sobra. Tampoco quiero que una carroza venga por mí a las doce en punto y nos tengamos que ver a escondidas, quiero quedarme toda la noche contigo y si alguien tiene que venir a buscarme quiero que seas tú, como si vienes en bici a por mí. Tampoco quiero que me regales anillos caros, ni joyas llenas de pedruscos de diamantes ni cosas así, prefiero que un día cualquiera cuando me levante tenga una nota en la mesita que ponga, “Abre el cajón”, allí encontrarme una cajita y al abrirla me encuentre una pulsera sencilla, de algún mercadillo de playa tal vez. Tampoco quiero que en un día de lluvia aparezcas tú con un paraguas y me salves de la lluvia, quiero que aparezcas y me cojas de la mano e ir los dos juntos mojándonos y disfrutando del viendo. Obviamente tampoco quiero levantarme como en una casa real y desayunar miles de cosas en una mesa kilométrica, no, tú y yo desayunaremos en el sofá, viendo la tele, yo como siempre, me beberé mi vaso de leche, y tú tal vez te hagas una tostada. Tampoco quiero perder un zapatito de cristal y que vengas a probar si es mío, prefiero llevar unas deportivas, así iremos a correr algunos fines de semana y cuando estemos cansados tumbarnos en el césped. Y por último no quiero comer perdices, ¿Por qué comer perdices y no un buen plato de canelones? Prefiero los canelones.


Nunca.

Nunca nos enseñaron lo que venia después del ultimo capitulo de los cuentos. Nadie nos dijo que la Bella Durmiente y su principe se separaron, que la Sirenita volvió al mar porque lo hechaba de menos, que Mario Bross se canso de morir por su princesa. Nadie nos dijo que Bob Esponja y Patrico se pelearon por dinero, ni que Phineas y Ferb volvieron a clase despues de un largo verano. Todo el mundo se empeña en contarnos lo bueno de los cuentos pero olvidan la parte mala.

Me gustaría volver a ser pequeña.

Donde nada importa, no existen los problemas, donde todo era una aventura, donde nadie te juzgaba por las apariencias,solo se acercaba y os tratabais como si os conocierais de siempre. Ahora que una va creciendo, se da cuenta de que se echan de menos esos momentos de la vida, de que antes no sabías ni que existia la palabra amor y ahora está en ti todos los días, intentando olvidarla, preguntandote el por qué de las cosas, y por más que buscas alguna respuesta, no la encuentras. Buscando la respuesta de porque sientes algo tan grande por él y él no lo siento por ti. Volveria al pasado donde nada de esto importa, donde estaba tranquila, donde mi corazón seguía entero y donde no existia el sufrimiento ni el dolor.



Millones de personas en el mundo y he tenido que fijarme en ti.

En esa sonrisa que me vuelve loca, en esa mirada que provoca que pierda el rumbo, en esas palabras que me dejan pensativa y en tu boca que todos los días me provoca, no sé si llamarlo amor, no sé si esconderme cuando te veo. No sé que hacer para conquistarte o olvidarte de una vez por todas. Suelo tener respuestas para todas mis preguntas, pero esta vez no. Y cuanto más imposible eres, aún más me empeño y más me encapricho de ti. Sé que me engaño a mi misma, puedo sentir como mi corazón oculta mi realidad a mi razón.


Dicen que al mal tiempo buena cara.

Que después de la tormenta siempre llega la calma, pero que al fin y al cabo las cosas nunca cambian. Que todo lo que sube, baja; pero que no todo el agua que pasa mueve molinos. También dicen que todo el mundo merece una segunda oportunidad, pero que las segundas partes nunca fueron buenas. Que quien tiene boca se equivoca, y que rectificar es de sabios. Que querer es poder, y que hace más quien quiere que quien puede, pero quien todo lo quiere, todo lo pierde. Que quien no arriesga no gana. Que quien la sigue la consigue. Que no por madrugar amanece más temprano, pero que a quien madruga dios le ayuda. Que si te pica, te rascas, que todo lo que escuece cura. Que no hay mas ciego que el que no quiere ver, que a palabras necias oídos sordos, y que a buen entendedor pocas palabras. Que la confianza da asco. Que quien no corre, vuela. Que ya se sabe que las apariencias engañan, y que por supuesto no es oro todo lo que reluce. El que avisa no es traidor, que si te he visto no me acuerdo, y que a rey muerto, rey puesto. Y que más vale sólo que mal acompañado.



Ponte guapa;

Saca los tacones de tu hermana mayor de ese armario que tan prohibido tienes. Mídelos y asegúrate de que superan los diez centímetros; póntelos y pierde el equilibrio hasta que te canses de caminar como un puto pato mareado y comprendas que tú tambien puedes deslumbrar. Ponte el vestido más corto, apretado y sugerente que tengas. Vístete del color que menos les guste a tus padres. Píntate tanto que tengan que decirte que eres muy pequeña para ello. Sumérgete en ese ritmo pegadizo que se hace contigo y que causa un pitido en tu oreja cuando regresas a casa. Haz que tus pasos suenen a pesar del volumen de la música. Pídete algún cubata de más y ponte lentillas del color de tu Malibú favorito. Acércate a ese chico rodeado de chicas y déjales claro que para zorras ellas, zorra tú. Sácalo a bailar, dale un número falso y deja en manos del destino que vuelva a saber algo de ti. Llega tarde a casa y cuando te pregunten, di que no volverá a pasar.


Si te fijas, en los cuentos de princesas, ellas son fuertes;

todo les termina saliendo bien y tienen una vida perfecta. Para todos los problemas que les surgen, tienen ahí a un hada o a su príncipe azul para resolverselos. Viven en castillos enormes. Llevan vestidos preciosos. Se muestran siempre despreocupadas. Al final, todas sus historias tienen ese final feliz, ese por el que casi no tuvieron que mover ni un dedo. Ahora entiendo que yo no soy una princesa. Yo no tengo ningún hada ni ningún príncipe azul detrás de mí por si me pasa algo. Mi entorno es normal, como el de cualquiera. Vivo preocupada todo el tiempo por lo que pasa o deja de pasar. Y no todas mis historias tienen final feliz. Lo que quiero conseguir, me lo tengo que ganar yo sola. Pero en realidad, no quiero ser ninguna princesa, es algo demasiado cursi y fácil.